¿Qué música ha de haber
para ti, quietud porosa
de rambla, canto puro
de un ave, con que vibran
los cielos,
brisa que lame el vello
de los brazos,
silencio con que mana la bondad
de la sangre?
Oh tierra, así,
tan áspera, tan suave,
cierra apenas los ojos, piensa en días
que pasarán y pasarán, callados,
tranquilos -esas matas
desconocidas, esas flores
silvestres, esos charcos-
sobre ti.
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