La rosa se ha propuesto
ceder, su voluntad es esa sobre los tréboles.
Su voluntad es puro
sedimento, un dolor del que otro
no podría echar mano. El viento deja
quieto al milano y humo
dulce en los arañoles, trae del pueblo
olor a hoguera recién cortada.
El monte
es una mesa negra, casi humana,
para el festejo de la primavera.
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