También la pobre puta sueña.
La más infame y sucia
y rota y necia y torpe,
hinchada, renga y sorda puta,
sueña.
Pero escuchen esto,
autores,
bardos suicidas
del diecinueve atroz,
del veinte y de sus asesinos:
sólo sabe soñar
al tiempo mismo
de corromperse.
Ésa es la clave.
Ésa es la lección.
He ahí el camino para todos:
soñar y corromperse a una.
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