Leer sólo libros infantiles,
Acariciar sólo pensamientos incautos,
Disipar todo lo que huela a solemne,
Sublevarse contra la honda tristeza.
Yo estoy mortalmente cansado de la vida,
No admito nada de ella,
Pero aún así amo esta pobre tierra
Porque no conozco otra.
De niño, en un jardín remoto, solía mecerme
Sobre un columpio de madera sencilla,
Y recuerdo los altos y oscuros abetos
En medio del delirio brumoso.
Versión de Jorge Bustamante García
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