Lejos de ti, mujer encantadora,
sólo encuentro fastidio en derredor;
fastidio horrible al corazón devora,
porque sin ti no alienta el corazón.
Lejos de ti, el triste pensamiento
tu imagen halla sin cesar doquier,
y tu imagen divina es mi tormento,
y tu imagen divina es mi placer.
Lejos de ti, si miro a otras mujeres
radiantes de belleza y juventud,
no ambiciono sus mágicos placeres,
que mi único placer, linda, eres tú.
Lejos de ti, no encuentro qué me halague,
en ti pienso las horas sin contar;
y al querer que la mente se divague,
entonces en ti pienso más y más.
Lejos de ti, de noche en mi retiro
es cuando más estoy cerca de ti,
porque tu imagen en el sueño miro
bañada de pureza junto a mí.
Lejos de ti, no vivo, bien lo sabes:
porque lejos de ti, mujer estoy
como sin aire las canoras aves,
como sin agua la marchita flor.
Lejos de ti, la vida es un desierto,
un horizonte lúgubre, sin luz,
océano con lágrimas sin puerto,
un sudario maldito, un ataúd.
Lejos de ti, mi vida es el hastío;
porque mi vida absorbe la pasión,
como absorbe a la gloria de rocío
la arena del desierto abrasador.
Lejos de ti, con júbilo muriera
si enterrarme quisieran a tus pies,
y cadáver tus lágrimas sintiera
sobre mi yerto corazón caer.
Lejos de ti, mi frente está abatida;
lejos de ti, mujer no soy feliz;
lejos de ti, no quiero ni la vida,
que vivir no es, vivir lejos de ti.