Para los niños
mentiras.
Para el amor
mentiras.
Para los amigos
mentiras.
Para los clientes
mentiras.
Mentiras gordas o finas,
firmes o tiernas -juramentos, besos-;
vivas -cual sangre fresca-;
sabias, agradecidas.
Trolas y patrañas.
Medias mentiras.
Y mentiras históricas
que hoy achacamos a los mentirosos bisabuelos.
Mentiras literarias
-en cada verso, dos mentiras-.
Mentiras metafísicas
-el ser y el tiempo ¡rediez !-.
Mentiras técnicas, científicas:
cifras que se vuelven máquinas
y máquinas que mienten
cual leyendas locas.
Y mentiras de fe,
que son la triste gran misericordia
del cielo para los sufrientes
y míseros de la tierra;
altas mentiras fabulosas
que un día, no sé cómo,
dicen, serán certezas
(gracias, Señor, por adelantado,
a cuenta sin garantías,
por si así fuese.
¡Amén, amén, Señor!
Señor, ¿oyes el grito?
¡Para que la muerte, al rematarnos, mienta!)