Sobre el tren joven de la niñería,
arranca tú, mi celestial incauta,
no atenta a Pan, que silbará en su flauta,
mas sabia al pez, que entre la luna fría.
Soldaba el riel de la melancolía
ya muerta en velas del velero nauta.
Para vivir en mi viajera pauta
¡pincha al caballo con tu espuelería!
Alfileres de agua, labio mío,
al romper los andenes de tu frío
no sin luneras rosas, no sin pena,
Locomotoras hacen, estivales,
que dancen a los cantos pastorales
de eléctricas guitarras de sirena.
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