Como alguien que se acostumbra
a un cuerpo o a una vieja dolencia.
J. L. Borges
El mar cambia de luz al llegar el otoño.
Una vez fuiste desterrado,
tal vez de eso hace ya décadas,
de una tierra llamada Ventura.
Desde entonces andas
errabundo y constante
por las calles de la noche,
por bares y tugurios
que llaman de los desposeídos
y que cierran
cuando recogen la basura al amanecer.
Ya sabes que a tus espaldas
te llaman desarraigado
y que no compartes nada.
Los dichosos comparten su tabaco
y el cartón de vino
comprado en los supermercados.
Los dichosos hablan
y hacen bromas entre copa y copa
de alcohol gregario.
Todos saben que te has acostumbrado a ella
como a una vieja dolencia,
que tu tristeza no es nueva.
No se te hace extraño llevarla en tu sombra
ni sacar cigarrillos de soledad
del fondo de tus bolsillos.
Lo sabes, hace tiempo que lo sabes:
el mar cambia de luz al llegar el otoño.