La noche, que es siempre ambigua,
te enfurece-color
de ginebra mala, son
tus ojos unas bichas.
Yo sé que va a romper
en insultos y en lágrimas
histéricas. En la cama,
luego, te calmaré
con besos que me da pena
dártelos. Y al dormir
te apretarás contra mí
como una perra enferma.
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