quizá mañana
cuando el sol se inserte en la piel
seamos como dos potros indómitos
y volvamos a caminar por estos lares
abrazando, sin exabrupto
el canto del zenzontle
la lechuza el dichosofui…
quizá mañana
compartamos el abrigo
y una hoja perdida a la intemperie
nos muestre los rasgos
de unos días
perdidos
en
el
limbo…
quizá mañana
cuando se icen las ilusiones
y una luz multicolor
muestre la dureza del oro
hurguemos ahí
donde creció la hiedra
la palabra tempestad
o quizá
en la casa del tiempo
algún pájaro migratorio
nos dé una palmadita al hombro
a fin de proyectar
lo mejor de nuestra sonrisa…
quizá mañana
todavía viva el niño
que llevamos dentro
y hasta podríamos
apretar los labios
para no mencionar
que fuimos los hijos del trueno
los que soportamos con temple la tormenta
los que aprendimos el valor a la vida
los que nos enfrentamos a la muerte
y jugamos con ella
al esconde el anillo escóndelo bien
los que atestiguamos esta historia semicumplida…
Quizá mañana
tal vez
los ríos logren
saciar esta sed centenaria
y sean otras las palabras
con las que describamos el amor
por de pronto
no veamos la historia
por el rabillo del ojo
sino que escribámosla
para que nuestros nietos
los hijos del jaguar
sonrían de oreja a oreja…
Del libro inédito
??Los hijos del trueno??
Premio San Miguel, 1993