La lluvia, en alemán, es masculina.
Penetra el ángel del manantial,
caen sus racimos de medianoche
con la furia y el clamor del inocente.
La vigilia espera, la hora espera
la silenciosa red del condenado,
la soga, el fusil, la guillotina,
por el odio ancestral de los vencidos.
El silencio, en alemán, es femenino.
Martillea la sangre de los muertos
en una melodía eternizada
por cualquier grillo que plaña a la noche.
Si la noche carece de sentido
cuando es la última noche de la vida
porque después vendrá la noche eterna
y seremos noche encerrada en barro
la noche, en alemán, es nombre neutro.
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