Son divinos, simpáticos, flamantes,
polis sin sueldo, curas sin sotana,
simpáticos, escépticos con clase
que no beben ni fuman, se divorcian
o no, y se hacen ex de todo lo de antes;
pueden fletar deseos, no soñarlos,
infames que no pasan por infames,
porque la vida es dura y ellos son
aquellos que nos la hacen agradable.
Con los pies en la prensa, lo real,
de entre tanto indecente, inocentes,
patrimonios de la humanidad,
paganos bautizados, mas cristianos,
trajeados, polícromos, púbicos,
crianzas de agua, manzana y ensalada,
follandrines sin par de interés público,
profundan pensamientos, nuevas razas,
algo sobrio, sereno y muy profundo
que calman, con su calma de excesivas
realidades, el límite del mundo.
Errantes, bellos, nómadas de playa,
felices, fatigados laborables,
azules fascinantes, nobles de alma,
princesas sin principios pero llenas
de finales, princesas con principios
de grandes almacenes, sin fisuras;
son todos compañeros de camino,
son los héroes que esperan recompensa
pues la vida les debe un buen destino.
Ya no gritan Dios, Rey, Patria, Familia,
su coraje temático y garrido
es de naturaleza parecida
en todos ellos, seres competitivos,
pues son al fin y al cabo adversarios,
no mucho, hipotéticos amigos,
presuntamente amantes, padres, hijos,
continúan la especie, son como antes,
quizá mejores, oyen, hablan, dicen
y dicen, hablativos absolutos,
que toda opinión es respetable;
que una imagen vale más que mil palabras,
que ninguno está loco, está enfermo,
que todo tiene siempre un responsable
y siempre que no quede otro remedio.
También tienen minutos para sueños:
la paz, la tolerancia, el respeto;
eclécticos, modernos, no afamados,
no ansiosos, tolerantes, tan acordes:
respeto, no comparto pero imparto,-
me importo yo a mí conmigo porque
del mismo modo tú te a ti contigo
y ella le lo lará se sí consigo,
como es de suponer dentro de un orden,
o sea algo lógico y normal.
No se acuerdan ahora, pero saben,
no tienen opinión, pero la tienen,
no saben para qué, pero no paran.
¿Que quieren saber más? hacen gimnasia.
¿Que quieren trabajar? son consultores.
¿Que quieren aspirar? pues se autoaspiran,
y no juegan por ser los vencedores.
Arriesgarse es tirarse desde un puente,
subir ríos, bajar cimas, barrancos,
pantalones, correrse por teléfono,
nunca más ser pequeños, despreciados,
ni jóvenes ni viejos ni burgueses,
correctos, coherentes y equipados;
no feos, no chillones laborantes,
no imprescindibles, pero, desde luego,
irrepetibles sí, inimitables,
superinsuperables, sublimados,
sólo que con recato y compostura:
risas cortas, la cena y al teatro,
los amigos, dos copas con mesura,
luego al sofá de casa elucubrando:
sábado sabadete, i buena está
hoy mi señora, ya era hora, jodamos
sin perder demasiado la cabeza,
con los pies en el suelo y por detrás!
Intachables, maduros, parecidos,
aparentes, que compran mil fascículos
para arreglar enchufes, muebles viejos,
terminar con la gota de los grifos,
enseñar a sus hijos, comprenderlos,
prevenir lo interrupto, y por antojo,
el parto inesperado o el forúnculo
informático que tienen en el culo
(hacendosos, correctos, con sus ojos
rojos, los tres, buscando una salida)
de tanto estar sentados viendo el mundo.
Así que ya no hay que aprender la vida,
la compran comprendida en los quioscos.
En fin, que así es la vida y suenen los timbales,
con curas comunistas, demócratas tribales,
soldados pacifistas, personas reciclables,
fascistas abortistas, tiranos liberales,
café sin cafeína, agentes muy amables,
saciables muy promiscuas, ninfómanas vestales,
artistas de revista, amantes deplorables,
católicos budistas, pero no practicantes,
geniales futbolistas, azar justificable
y pías que repían y bombas que no maten
y nacen muchas niñas a morirse de hambre…
y en fin, que así es la vida, damas y caballeros,
no es verdad ni mentira,
tampoco del color con que la miran
ni la miro; tal témporas, tal mores,
tal culo así las témporas, morimos
por muy buenas razones.