Dulces árboles sombrosos,
humillaos cuando veáis
aquellos ojos graciosos
del que tanto deseáis,
Estrellas que relumbráis,
norte y lucero del día,
¿por qué no le despertáis,
si aún duerme mi alegría?
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Dulces árboles sombrosos,
humillaos cuando veáis
aquellos ojos graciosos
del que tanto deseáis,
Estrellas que relumbráis,
norte y lucero del día,
¿por qué no le despertáis,
si aún duerme mi alegría?