«No sé si puedo hablar,
no sé si puedo pensar.
No sé donde está África o Rijmenam,
no sé que la tierra es esférica,
ni que el sol no se levanta,
ni que el agua es H2O,
y tampoco que E es igual a m
multiplicado por c al cuadrado.
Siento lo que es hambre y sed.
Saboreo las raíces que como,
las nueces y las bayas.
Le huelo cuando se acerca,
él a quien mi piel desea.
Sé cuánto temor me asalta
cuando tiembla el suelo,
cuánto temor en la noche
cuando las tinieblas gotean de los bosques.
Me encojo, me arrastro
por los suelos. El terror
es terrible. El infierno
estalla alrededor de nosotros
y a ése lo llaman Dios.»
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