Someramente
queda devastada y amarga la memoria
como el interior de una flor
donde un sátiro
ha descubierto los rápidos pespuntes del agua.
Un silencio dramático
camina por los vasos comunicantes del exterminio,
por los senderos
donde nuevos amantes desarrollan
su lenguaje de ruina, escarnio y trance.
La palabra, por las capas infinitas,
-inmóviles- de los acontecimientos
encarna la subversión de una anécdota atractiva,
una pausa en la zona de peaje,
la formula
magistral de una monotonía exacta.
Ligeramente/someramente cocida
o cruda, la apariencia
(sinónimo de sinfonía)
puede engañarte mucho.
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