Caerás con tus pisadas.
Madurará tu obra
con ese nuevo gesto
de un paso equivocado
y el rostro por el suelo.
A veces los tropiezos
esconden otro rumbo
en donde los errores
no saben a fracaso.
A veces, aunque duela,
tenemos que caernos
y, desde lo más hondo,
tocar el infinito
en la lombriz sin ojos
que viene a saludarnos.
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