Ocurre contigo que eres como los abedules:
no debo hablarte
de modo personal. Muchas
cosas han pasado entre nosotros. ¿O
sólo me ocurrieron a mí? Me
siento culpable, culpable, te pedí
humanidad; no soy más menesterosa
que los otros. Pero la ausencia
de todo sentimiento, de la menor
preocupación por mí… También podría
dirigirme a los abedules
como en mi vida anterior: dejemos
que lo hagan del peor modo, déjales
que me entierren con los románticos,
que sus hojas amarillas y afiladas
caigan sobre mí
y me cubran.
Añadir un comentario