Medianoche, no encuentro
los caminos que dan al patio,
ni al pozo de agua viva
donde bajan las nubes y el pasado.
Digo canciones a una sombra
para volver siquiera soñando,
pues sólo en sueños la muerte
nos deja entrar en su barco
sin dar al polvo lo que es del polvo
ni a la mar los remos blancos.
Pierdo la casa (prodigios
de encantadores) y no me hallo
sino en el patio que daba al cielo
y en el agua del pozo y el naranjo.
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