Horas declinantes que se deshacen en el polvo,
árbol podado soy que está sufriendo,
quiero romper esta corteza que me ahoga
y desplegarme por un aire nuevo.
siglos… la vida me lleva.
Boga en mí el tallo que asciende
en doloroso existir a inventar un roce nuevo al aire
y a la luz; pero…
árbol podado soy que está sufriendo
árbol podado soy que está sufriendo
El dolor es angustia, congoja, tormento.
Todo se escapa en un momento…
¿Porque quieren que me quede en silencio?.
Me borran la palabra que escribo,
árbol podado soy que está sufriendo.
Me amarran la luna a un desierto.
Árbol podado soy que está sufriendo.
Metáfora imperecedera del poeta
que habita descalzo esta tierra,
este aire pobre que le arranca pedazos
en la desventura de vivir.
Siento que brota de mi brazo un trozo
de sustancia abstracta,
de extraña materia.
Un pedazo de otros que han escrito antes,
una consonancia rítmica, secreta,
un segmento de universo que me duele
una soledad enloquecida en ella,
un sufrimiento intenso en mutis;
una escena repetida mil veces.
Absorta en el proceso ya no siento
en trance en el misterio de la palabra que nace,
en éxtasis de arpegios nuevos, nuevos versos,
me redefino árbol soy que grita al cielo.
Pero alguien me dice: !poeta, silencio!
Y árbol podado soy que está sufriendo.
Árbol podado soy que está sufriendo.
Pero luego surge una hoja, una flor,
un brote nuevo.
Y regreso.
Metáfora imperecedera de Roxana T. E. Beltrán Velásquez
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