Yo mismo cerré la puerta
que siempre mantuve abierta,
del pecado,
y libre de aparcerías
y de infieles compañías
he quedado.
Y después de mi castigo
sólo me quedó un Amigo
para amar:
A Él puedo sin opresiones
mis más puras ideaciones
revelar.
Por su saber infinito,
definir no necesito
lo que es y lo que pasó:
Él de mí todo lo sabe,
y de nuestro amor la clave
sólo leemos Él y yo.
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