¡Mis cartas! Papel muerto… mudo y blanco…
Y no obstante palpitan esta noche
en mis trémulas manos cuando aflojo
la cinta y caen sobre mis rodillas.
Ésta decía: Dame tu amistad…
Ésta fijaba un día en primavera
para tocar mi mano… casi nada,
¡pero cuánto lloré! Ésta… un papel…
decía: Te amo, y yo me estremecí
como si Dios rasgase mi pasado.
Ésta, Soy tuyo… pálida la tinta
por estar junto a un pecho tumultuoso.
Y esta última… ¡oh, amor!, no fuese digna
de lo que dices si lo repitiera.
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