Estas manos mías conocen la ascención suprema
y la más burda ignominia.
Son como dos relámpagos audaces
o como dos humildes golondrinas cautivas.
Se entrecruzan en una plegaria o aman
con santidad o con delirio
y se asustan del fuego
y chocan contra un rostro.
Estas manos mías saben mentir
y son urgentes. Me han dado la pasión sublime
y la ternura de un ángel de luz.
Tienen reminiscencias de ala desteñida
y saben de los surcos del vuelo
Conocen todas las fiebres.
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