Afuera está el escándalo
del sol,
y la garganta
de la cal desollada que responde
bramando de terror:
la zarabanda
maníaca de la luz
-la quema grande.
Y adentro, fresca, la penumbra
como un baño de paz
-agua del bosque
de la eterna delicia-
la penumbra
en que tu aguja salta
-leve
pececillo de lumbre
y a la tela
vuelve otra vez
iluminándonos
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