La tierra se vistió de profetisa
Y alzando al infinito la mirada,
Cavó en su corazón la codiciada
Criatura mineral de pétrea risa.
En cobre condensó la luz rojiza
Que nace jugueteando en la alborada;
En hierro la pupila fatigada
Del día que entre lluvias agoniza.
Del sol canicular cortó un retazo
Cubriendo la desnuda piel del oro
Y dando eterna luz a su regazo.
¡El verbo mineral lanzó a los vientos
La fe del inorgánico tesoro
En dioses de telúricos acentos!
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