Ciego, escucho al mar extendido
en tu ausencia. Las voces de la noche
se suman a la negra vocación del agua.
(Creo que están raspando a los astros
mayores con el eco punzante
de tu nombre). Dicen
que un trapecista sin piernas
apenas se mantiene en una cuerda
de andrajos. Lo llaman.
Dicen que se parece a mí,
que no me reconoce; y que escribe
al mar una carta pidiendo
clemencia en los naufragios.
Ciego, hablo por fin banderas
de auxilio al mar extendido
en tu ausencia. El agua
prepara su misión,
mientras el coro de la noche
se incrementa.
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