A la Dra. Gloria Paz de Cabezas
Ni el rayo, ni la rosa, ni la roca
ni la rata, ni el radar, ni el remo
detuvieron el rodar de su camino
sus ansias de volar…
No se detuvo en seco a preguntar
por qué crujen las ramas
por qué es así la vida.
Las ramas son las ramas y la vida es la vida.
Por referencias supo de la ternura
en revistas prestadas conoció una ciudad
¡Cómo serán los hombres en Ganimedes!
y si en la tierra existen,
¿dónde están….?
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