La soledad no existe.
Dicen que es sólo un tema
que pone el tono triste
en algunos poemas.
Me he plantado mi abrigo
mejor, frente al espejo,
y he salido a la tarde
con un corazón nuevo.
¡Tanta gente…! Imposible
que alguien pueda dudarlo.
La soledad no existe
nada más que en los tangos.
En la mesa vecina
del café, una enfermera
le cuenta a sus amigos
detalles de una juerga.
Pasan dos quinceañeras
y en sus ojos hay algo
de gatitas en celo
con la fiebre del sábado.
La soledad… ¡Mentira!
La niegan las parejas
que en los bancos del parque
se muerden y se estrechan.
La soledad no existe.
Ya ves, sólo es un tema
que pone el tono triste
en algunos poemas.
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