NO sé si mis palabras
son de paz y consuelo
o de desolación.
Desolado es mi rostro
si me miro
en algún frío espejo,
desoladas mis manos
que sostienen el mundo,
desolada la mente
que sostiene mi mano.
La mirada se posa
serenamente en todo,
y el mundo se detiene,
el verso se detiene.
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