Ah, sabias cucharas,
tenedores de madera, nobles jarros,
aprenda vuestras texturas,
vuestras fieles y viejas amistades
con el fuego de la tarde
y los aposentos más íntimos de la casa,
ah, mis sobrevivientes,
os miro, extrañamente consolada
por esa fidelidad que nos olvida.
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