del alba son los pálidos corceles
y el tumulto lejano de los sueños
con trémulas saetas el arquero
los encumbrados aires frescos hiende
mi morosa cabeza que sostienes
en un remanso de tu brazo abierto
a las nociones de la luz oriento
traspasando la orilla del durmiente
un nuevo día sí un exaltado
fulgurar de la efímera existencia
un hoy que en ser ayer tárdase apenas
a su presente incógnito ingresamos
una vez más del embeleso presas
semblantes de la luz mueven a engaño
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