OMI nos mira desde el tiempo azul
estancado en sus ojos.
Va y viene del ayer basta el ahora
como en un largo viaje;
frágil y tierna, hay algo
que se le rompe sin cesar por dentro,
su sonrisa nos llama por el nombre
que acaba de aprender,
y sus labios dibujan las palabras
del más dulce alemán de las abuelas.
Hasta que al fin regresa a su memoria
fatigada y feliz.
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