No cruzaste aquel puente
y su remota voz de musgo
se enredará por siempre entre tus pasos.
Te dio miedo bajar las escaleras
y un negro precipicio de peldaños
se abrirá a tus pies cada mañana.
Desde hoy
todos los lechos
donde busques descanso
se llenarán de pozos
y caerán confundidos
tu rostro y sus caretas.
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