I
Detente, oh corazón, no avances más.
¿Dónde vas tan aprisa, desgraciado?
Mis ojos encendidos que el pecado
quemó -¡es el sol!- Volved, noches de paz.
Cargan nieve los olmos del camino.
La ceniza se enfría en el hogar.
Noche en la sierra y en un pobre lar…
¡Ojos!, tened un gesto vespertino.
Evocad las extintas primaveras:
-ya van a florecer esos manzanos
y hay que adornar los sombreros con flores-.
Calmaos, ojos, frenad esos ardores.
-Y hemos de ir a cantar en las postreras
letanías… Dulces voces de ancianos-.
Versión de Amador Palacios
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