Me baña mi madre en la oscuridad, me viste a cielo abierto y me peina al sol. Mas, si voy a salir en noches claras de luna,
me ciñe más el cíngulo y le hace doble nudo.
Y me ha dicho: «Juega con las vírgenes; danza con los niños; mas no te asomes nunca a la ventana, ni escuches requiebros
de mancebos; y duda, duda mucho de consejos de viudas».
«Una tarde, pequeña, como a todas, alguno vendrá a llevarte en medio de fastuoso cortejo, de timbales sonoros
y de amorosas flautas».
«Esa tarde, cuando te vayas, Bilitis mía, me dejarás tres odrezuelos de hiel: uno para la mañana, otro para el mediodía;
y el tercero, el de más amargo sabor, el tercero será para los días de fiesta».
Versión de Enrique Uribe White
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