Fingir, fingir, es ésa la única y no hay
otra fórmula mágica para evitar que fluya
sucio el cauce del río.
Disimular, hacer como que no
vemos ni escuchamos
la fuente de la eterna utopía
que mana con la música de la flauta de un dios.
Igual que un hijo o un futuro
poeta, fingir. Fingir
que sólo a ti te amas.
Fingir que sólo a ti te amas.
Y como de un paraguas, olvidársete
y crecer.
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