El domador puso su cabeza
en la boca del león
yo
yo puse solamente dos dedos
en la garganta del Bello Mundo
No tuvo tiempo
de morderme
Muy sencillamente
vomitó rugiendo
un poco de esa bilis de oro
a la que es tan afecto
Para que esa jugarreta resulte
útil y divertida
lavarse los dedos
cuidadosamente
en una pinta de buena sangre
A cada uno con su circo
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