Toma la copa y bebe, que mañana
no habrá vino en tu copa ni en la mía.
Inútilmente prolongué mi fría
indiferencia mentirosa y vana.
Rompe la copa y ríe… Que si un día
te hizo llorar mi juventud liviana,
en el fervor de mi pasión tardía
te llamo mía, y te apellido hermana.
Que importa si en ruidosas bacanales
o en los brazos de todas las rivales
burlé tu lloro y angustié tus días,
si hoy al final de haber reído tanto
preso en la red que me tendió tu llanto
vengo a llorar para que tú sonrías.
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