No me canso de veros en los marcos ovales,
amarillos retratos de beldades de antaño
en la mano unas rosas quizá ya un poco pálidas,
como es propio de flores de cien años atrás.
El invierno al rozar vuestras frescas mejillas
marchitó lo que en ellas era lirio y clavel,
ahora sólo lucís algún lunar de barro,
y aquí estáis en los muelles, ensuciados, manchados.
Aquel dulce reinado de las bellas pasó;
tanto la Parabère como la Pompadour *
sólo indóciles súbditos hoy tendrían tan sólo,
y en sus mismos sepulcros también yace el amor.
Pero, oh viejos retratos olvidados, aún
os conmueve aspirar vuestra flor sin perfume,
y podéis sonreír, melancólicamente
recordando a galanes hace un siglo difuntos.
Versión de Carlos Pujol
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