A la serena duerme mi ganado…
Miguel Hernández
A un cordero que es entre los rebaños
lo que un muchacho hermoso entre la gente
lo quiero con cariño diferente,
más propio de un rapaz que de mis años.
Come en mi mano; bebe de los caños
de metal renegrido de la fuente;
me bala, y su balido sonriente
inunda de dulzor los aledaños.
Esta mañana en que yo estoy bordando
grecas en un mantel, y canta el tordo,
y mi cordero bala casi hablando,
mientras él bala y brilla el sol y bordo,
me pregunto si lo querré igual cuando
envejezca y se vuelva fuerte y gordo.
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