Fue un ángel de pureza y de ternura
a quien temprano persiguió la suerte;
pero de pronto su llanto de amargura
vino a enjugar el ángel de la muerte.
En la tumba encontró lecho de flores,
los abrojos dejando en el camino;
y su noche de sombra y de dolores
la luz del cielo a disiparla vino.
Un ángel fue que la sagrada esfera
dejó para gemir en este suelo;
pero al verter su lágrima postrera,
con su palma de mártir volvió al cielo.
Era niña y murió. He aquí su historia:
Dios quiso un ángel más para la gloria.
Temprana flor que se agostó en el suelo,
su esencia virginal recogió el cielo.
Tu aliento de ángel apagó la muerte,
en ángel al morir te convertiste;
tu suerte es ya feliz, negra es mi suerte;
con tu ventura mi desgracia hiciste.
Como tú ves a Dios quisiera verte;
por eso mi alma pesarosa y triste
en vano busca tus preciosas huellas
en la inmensa región de las estrellas.