La fatiga, la inmensa
fatiga de los días repetidos.
(Toda alegría supone
algo de heroísmo.)
Admirable enemiga,
de ti nazco sufriendo.
(Arder: Así me miento
un alma iluminada.)
Y vivo de la muerte
que me das sonriendo,
y muero en la dulzura
de tu vago silencio.
Amada, amada mía,
alta llama en el tiempo,
tú creas melodías
con pausas y secretos.
Y el hastío se alarga
de pronto en formas dulces,
y los días se nombran
según un sentimiento.
Añadir un comentario