Encorvada la garra del animal
Uno. El otro sobre las crines
el colmillo de mamífero siempre
encima. Y el otro solo pellejea
ladra y fuerza.
El insomnio no conoce de paciencias.
Perrea en la noche, la familia como una bandera
que ondula en trizas.
Quizás alguna causa humana esconde esa oscuridad
de nocturnas hienas desérticas, todo perdido en la quimera rosa
en el ojo celador que pestañea, araña el silencio que lo invade todo,
luz y sal
sangre agitada en griterío y trasnoche.
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