Para María Volpi
Regresaste, María, a la tierra cansada
que aún engendra la semilla de anís:
Pietralunga del terco dialecto.
Las mujeres manchan sus dedos en el aroma
de las almendras, detienen la vista
ante la colina preciada por su reserva de caza.
Regresaste para olvidar la sombra inútil
de un avión, tender al sol sábanas blancas
como hermosas banderas.
Umbria es el ciprés camino a Gubbio,
son los hombres que fuman en la plaza,
nombres ocultos bajo piedras:
Pietralunga son tus manos entre un nido de águilas
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