Telón de luz: es una apacible hoz helada
el cielo. Hay fumadores cerca de las sombrillas.
Me gusta su aire dulce de fruta macerada
o de guante vacío. Las lonas amarillas
les dan además cierto fulgor que sólo existe
en los vidrios manchados de las mesas de análisis
de sangre. En la piscina la claridad persiste:
una página en blanco. Conozco esta parálisis
de aeroplano caído. A veces una mano
-si se ha fumado mucho, el ascua nos calienta
los dedos- alguien mueve. Soy yo, y era verano.
Nuestra muerte tomaba una cámara lenta.
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