Porque conocíamos también nuestros destinos
deambulando en torno a piedras rotas.
Seferis
Nunca supimos deletrear una palabra
que fuera de nosotros
tuviese menos valor que este silencio.
Era entonces la hierba terracota
y eran otras las manos que buscaban
levantar por sus puntas a la noche.
Al momento de cruzar esa frontera,
te nombro, te recorro
hasta sacar a la luz nuestros espectros.
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