La vida necesita de ese siglo anterior
que la haga soportable. Aquel momento
en que la luz dorada sobre el bosque
ardía en el quinqué prendido dentro.
Y debió ser hermoso ese pensar
de los viejos románticos en palacios barrocos.
Vivir con la mirada puesta atrás,
como el que sigue amando. Nunca
aquellos hombres supusieron
que su dolor sería, con los años,
el sueño venidero en un perdido otoño.
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