Por si un día quedaras
del lado de la noche,
en su fría frontera un no sé qué
esperando del horizonte vasto,
yo recuerdo tu voz
limpia como una almendra
y ese cantar con distraído acento
y todo cuanto ardía sin que tú lo supieses.
Como pasa la luz por una copa
de Oporto, así acaba la tarde.
Si algo deseara ahora,
que fueran como semillas que arraigaran seguras
estas pocas palabras. Como grana
de salvia que en cada primavera
llevase sus raíces, un poco más allá,
a donde cierra tus párpados
de eternidad la tierra.
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