Posesión de Gerardo Diego

Fue una tarde de enero. Mi entereza
de cántabro se defendía, encastillaba.
Mis amigos pensaban persuadirme,
no conocían aún la irrebatible
casta de mi carácter. Insistían,
razonaban volvían, apremiaban.
Yo, numantino.
Y por dentro un supliciado.
No poder ser, Dios mío, como ellos.
Los comprendía. Y ellos a mí, no.

Y para hacerles ver que era verdad
la mía, hube de volverme niño
y dejar que asomaran a mis ojos
unas lágrimas de hombre.
Entonces comprendieron. Y callaron.

Yo salí a la calle, al paseo, aprisa, aprisa,
al campo, a la sagrada libertad.
Empezaba a llover, gotas menudas,
hijas de las nieves.
Qué caricia de besos en mi frente.
Qué hora feliz, yo absuelto,
perdonado.

Aquel domingo decisivo
tomé posesión, no de un cargo,
de mi vida modesta, transparente.

Añadir un comentario
Leer la poesía Posesión del poeta Gerardo Diego en el sitio Blogpoemas - los mejores poemas hermosos sobre el amor, la naturaleza, la vida, la Patria, para niños y adultos en español de los célebres poetas clásicos.