Tantos siglos pasan en el mundo
y el hombre va paso a paso arrastrando los pies
por su historia,
una lucha incesante
contra miedo y fábula.
Se oyen vítores y triunfo
Esplendidísimo: ‘vae victis’,
¡mátalos!, no hay nadie
más poderoso que yo, Alejandro; que yo, Hitler;
matamos el miedo.
Se oye el convulsivo lloriqueo
de los creyentes
y la cobardía del sumo sacerdote y del papa,
ellos saben que su dios es imposible
y lo predican.
Y yo aquí, en Rijmenam.
Veo cómo pasa la primavera,
el verano. Siento mi otoño.
Acercándose, el miedo. La fábula, asumiéndose.
Pasando, arrastran mi historia arrastrando los pies.
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