Prepárame la ausencia
para cuando me busque la muerte.
Yo, en tanto, me quedaré envuelto
de los espíritus traviesos.
Quiero ser el más regocijado
con el placer de lo que espero
y estar en el cenit
cuando el pájaro azul
bata las alas al aire y pronuncie
el hado de mi nombre.
Por ahora me saben a quebranto
el impasible gesto umbrío
del invierno y su llanto obstinado.
Así tenga que volver después
a escondidas a reconciliarme
con mis entrañables espantos,
prepárame tú la ausencia
para cuando me encuentre la muerte.
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